viernes, 29 de octubre de 2010

Luis “Luigi” Antonio Pérez Espinoza: Nos volveremos a encontrar “guerrero”

Primo, cuánto por decir acerca de ti, de quién fuiste, eres y serás por siempre. Una buena persona llena de energía, actitud, alegría, amor, cariño, pero sobre todo, un “guerrero” con unas fuerzas enormes, con valentía por doquier, un luchador por excelencia.

Todo guerrero gana y pierde en sus luchas, tú lo ganaste todo, verte despertar cada día con esas ganas inmensas de vivir, saber que usaste todas las armas para ganar esta batalla, motivó y sigue motivando la lucha que todos tenemos que enfrentar en el camino de la vida. ¡Cuánto aprendizaje me has dejado, cuánto debemos aprender de almas como tú!

Vives y vivirás por siempre, esencia como la tuya es energía capaz de moverse en cualquier mundo y, ser inmortal ante todas las cosas, es por eso que ganaste y en cáncer una vez más perdió.

Recuerdo cada conversación, cada mensaje, cada llamada, todas las sonrisas y las carcajadas por ocurrencias de este par de locos payándose en plena lucha, no hubo dolor que inhibiera un buen momento, no hubo situación difícil que nos hiciera retirarnos de la causa.

Hoy emprendes una nueva lucha o quizá un descanso para afrontar una misión más elevada, de otro nivel y, en la cual estoy seguro que vencerás como lo hiciste en este transitar.

Demostraste que no se puede dar marcha atrás, que la esencia de la vida es ir hacia delante, que la vida, en realidad, es una calle de sentido único. Y tu sentido en todo momento fue triunfar, amar, querer y desarrollar cada una de esas cualidades que te hacen ser quien eres.

No es más que un hasta luego primate, nos volveremos a encontrar, en ese mundo que hoy comienzas a conquistar. Es cierto que te extrañaremos, sí, por supuesto que mucho, como también es cierto que dejas un lugar irreemplazable - no puede ser de otro modo tratándose de ti viejo -, como te dije siempre, eres más que cuerpo, eres luz, energía, esa que brilló y brillará por siempre.

Esperaré hasta que pueda decirte nuevamente que te quiero que jode, con nuestro abrazo respectivo, mientras tanto te dejo escrita nuestra última frase en este mundo – te quiero y te adoro mucho primo, ¡vamos pa´ lante! -.

Me despido por ahora, a nuestro mejor estilo, con un té en la mano y una sonrisa en el rostro, hasta que nos volvamos a encontrar. Dulces sueños primate.

Tu primo Dave.

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